¿Estás al tanto de las principales medidas de prevención contra la legionella? Se trata de un problema más habitual del que nos gustaría reconocer y que debe ser tratado por profesionales para evitar un peligroso empeoramiento. No te pierdas las claves que vamos a ofrecerte en estas próximas líneas de nuestro blog. ¡Comenzamos!
Para entender todo lo que podemos hacer en la lucha contra ella, lo primero es saber a qué nos referimos cuando hablamos de legionella. Básicamente, se trata de una bacteria denominada Legionella Pneumophila que vive y se desarrolla en ambientes acuáticos naturales. Es decir, está presente en ríos, lagos o embalses. El problema reside cuando aparece en los sistemas de abastecimiento de agua en nuestras ciudades, llegando a las redes de agua de los edificios de viviendas, hospitales, centros deportivos…
Hay que mencionar que esta bacteria necesita unas condiciones muy precisas para poder multiplicarse hasta alcanzar concentraciones mínimas que puedan ser dañinas para la salud:
- Temperaturas entre 20 y 45ºC.
- Estancamiento del agua y acumulación de algas, amebas o lodos.
- Incrustaciones que le permitan ser usadas como asentamiento defensivo ante posibles desinfectantes.
Instalaciones de riesgo y medidas de prevención contra la legionella
Como instalaciones de riesgo, vamos a indicar todas aquellas que puedan permitir la supervivencia, crecimiento y multiplicación de la legionella. Dentro de este grupo, podemos encontrar aquellas de carácter individual (como son las de agua caliente sanitaria) o las comunitarias. En este segundo grupo, habría que destacar los depósitos comunitarios de almacenamiento de agua caliente.
Como puedes imaginar, las medidas de prevención contra la legionella son aquellas orientadas principalmente a evitar el estancamiento del agua, la acumulación de nutrientes o modificar el rango de temperaturas que favorecen su proliferación. Así, por ejemplo, en un inmueble con tanques o depósitos de agua para el consumo humano, se recomienda encarecidamente apostar de manera decidida por el mantenimiento, comprobando su estructura, protegiendo estas zonas del calor excesivo y de la contaminación y limpiarlos y desinfectarlos una vez al año.
En cambio, si el edificio dispusiera de un sistema de agua caliente centralizado, habrá que ponerse en manos de empresas autorizadas que sean capaces de ofrecer una atención global que incluya la limpieza de los tanques y los tratamientos de carácter preventivos adecuados para cada situación.