control de la legionella

Se trata de uno de los patógenos ambientales más típicos en nuestra sociedad. Cada cierto tiempo, nos sorprende alguna noticia sobre problemas asociados a ella. Por ello, vamos a tratar de aprovechar estas líneas para explicarte por qué es tan importante el control de la legionella. Estamos seguros que te va a resultar más que interesante.

La legionella es una bacteria medioambiental cuyo primer brote documentado data de 1976. Para vivir, necesita que se den unas condiciones concretas, aunque es cierto que se adapta a un amplio rango de temperaturas y condiciones que pueden considerarse como adversas. De hecho, se ha ido descubriendo que posee una poderosa capacidad de adaptación a la presencia de agentes químicos.

En un post anterior, en este mismo espacio, ya os explicamos algunas medidas de prevención contra la legionella. Estas son importantes, ya que esta bacteria convive con nosotros en distintas aguas superficiales, corriendo el riesgo de que acceda a los distintos canales de distribución de agua, infectando a la población y haciéndola enfermedad.

Control de la legionella para evitar su propagación

Para que esta bacteria pueda expandirse y afectar a los seres humanos, son varias las vías con las que dispone. Por un lado, los aerosoles (pequeñas gotitas en suspensión en el aire y que son inhaladas) son la más habitual. Aunque también puede darse por una microaspiración de agua contaminada.

El control de la legionella busca evitar la llamada legionelosis, que es la enfermedad provocada por la bacteria. La parte “positiva” es que las personas sanas son asintomáticas en su inmensa mayoría. Eso sí, existe un diminuto porcentaje de alto riesgo en individuos con tratamientos inmunodepresores, con patologías de carácter crónico o que hayan sido sometidos a un trasplante.

Las dos principales formas en las que se presenta la legionelosis son:

  • Fiebre de Pontiac: entre sus principales síntomas, se encuentran la fiebre, dolores articulares y musculares y un periodo de incubación corta, aproximadamente de 1 a 3 días.
  • Neumonías: esta enfermedad puede darse en varios grados, alcanzando niveles peligrosos que exigen hospitalización del enfermo. Su incubación suele durar entre 2 a 15 días.

Casos en el pasado obligaron a que el control de la legionella se volviera más estricto. En España, los criterios higiénico-sanitarios se recogen en el Real Decreto 865/2003. En él, se describen aspectos clave como el diseño y mantenimiento de las instalaciones, el plan de muestreo o la custodia de las muestras.